Tomado de inversor global:Es sabido: actuar emocionalmente en el mercado es el camino más rápido para hacer una pequeña fortuna, pero partiendo de una gran fortuna. Mal comprar en momentos de euforia o mal vender en momentos de pánico son moneda habitual en los inversionistas amateurs, y este mal hábito suele ser el causante de que muchos se retiren tempranamente, pero no del trabajo sino del mercado accionario, abatidos por las pérdidas y su “mala suerte”. A continuación se analizarán cinco consejos que pueden resultar de suma utilidad para aquellos que quieran operar fríamente y guardar las emociones para otros aspectos de la vida donde si pueden resultar de suma utilidad para una vida mas feliz.
Por Nicolás Litvinoff
1) Aprender a estar líquido
Estar líquido o cash es una de las cosas más difíciles para muchos inversores. La sensación de que el dinero “quema” y que al no estar invertido se está perdiendo el tiempo, es muy fuerte y muchas veces puede llevar a realizar actos apresurados. La realidad es que no hace falta estar todo el tiempo “comprado” para ganar dinero. Muchas veces, el estar fuera del mercado hace que se pueda analizar con mayor frialdad una caída en las cotizaciones en busca del punto de entrada, y las noticias (positivas o negativas) son leídas y procesadas de manera totalmente distintas si no afectan a una posición tomada.
Se pueden hacer diferencias importantes estando líquido ocho meses al año y aprovechando las oportunidades que da el mercado, y mientras tanto se puede invertir en instrumentos de baja volatilidad y renta como para obtener alguna tasa por él.
2) Dominar la codicia y tomar ganancias
Ya lo dice un viejo dicho: “Lo más difícil en el mercado es saber cuando vender, comprar es fácil”. Aprender a tomar ganancias es algo fundamental para un inversor que quiera ganar dinero en el mercado.
Muchas veces la codicia hace que cueste vender, y muchas otras veces se piensa que la ganancia es baja y que la cotización puede ser subiendo un poco más, aún cuando las señales técnicas (y muchas veces, las de fundamentals también) nos dicen que la suba está agotada.
El error está en comparar esa ganancia que consideramos baja con salir neutros o sin ganancia de la operación, cuando muchas veces esa pequeña rentabilidad se puede transformar en una gran pérdida por no haber vendido a tiempo. Nadie se hizo pobre por ganar poco.
3) No entrar en pánico en las caídas.
Al momento de abrir una operación, es inteligente tomar en cuenta dos escenarios: dónde vender si las cosas salen bien y dónde vender si las cosas salen mal. Si el inversionista tiene esos niveles claros, viene un segundo paso que, aunque parezca lo contrario, no es nada fácil: respetarlos.
Muchas veces alguna noticia hace que el inversionista decida salir antes de la posición porque escucha analistas diciendo que se está al borde del abismo o demás pronósticos catastróficos, y se vende la posición para ver desde afuera como todo era una señal en falso y el mismo analista que antes hablaba sobre el fin del mundo ahora sale alegremente en la televisión subiendo sus pronósticos de crecimiento para el año que viene. Si la inversión tiene fundamentos y están claros los niveles de salida, no hay porque modificarlos, y muchas veces no vender en las caídas hace que a los pocos días se puedan tomar ganancias atractivas.
4) Dejar el orgullo de lado
No hay peor decisión que tratar de pulsear al mercado para no reconocer nuestro error. El orgullo es el causante de las mayores pérdidas bursátiles, y no sirve de nada querer “morir con las botas puestas” o “ser el último en abandonar el barco”.
Ante algún suceso que genera una discontinuidad o un cambio de paradigma, muchas veces se vuelve vital poder salir a tiempo y no quedarse hasta el final, queriendo jugar el papel de héroe.
Al mercado no le importa en absoluto si el inversionista se le quiere plantar o no, una vez que elija una dirección se encaminará para ese lado sin importarle nada. Y el darse cuenta rápido de un error puede hacer que el inversionista salga a tiempo y utilice ese dinero para abrir alguna otra posición que resulte ser acertada.
5) Evitar los extremos emocionales
Se dice que el mercado tiene una facilidad llamativa para comportarse en forma maniaco-depresiva: se pasa de la depresión y el pánico del fin del mundo a la euforia de subas de nunca acabar en apenas semanas.
Este movimiento violento suele generar inestabilidades emocionales severas entre sus participantes, y muchas veces los inversionistas son “carne de paloma” para los brokers que solamente quieren incrementar sus comisiones producto de las operaciones de sus clientes, y los llamados recomendando comprar-vender-comprar-vender se multiplican y la presión vía e-mail suele ser demasiado para un inversionista frágil y perdido.
Si el mercado cae sin parar y los analistas llaman recomendando vender todo hay que recordar que “siempre que llovió, paró” o que “el momento más oscuro sucede justo antes del amanecer”.
Si el mercado está experimentando una racha alcista de varios meses y la tentación de quedarse con los papeles y no tomar ganancias es fuerte hay que pensar que “los árboles no crecen hasta el cielo” o que “nunca nos equivocamos cuando tomamos ganancias” (porque si nos hubiésemos equivocado estaríamos asumiendo pérdidas y no tomando ganancias).
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